domingo, 31 de octubre de 2010

historiamundialmentemexicana

La Decena Trágica fue un periodo de poco más de diez días en el que un grupo de personas se levantaron en armas contra el gobierno de Francisco I. Madero.
Este suceso termino con el asesinato del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez y la ascensión a la presidencia de Victoriano Huerta.
En 1910 Francisco I. Madero reunió su fuerza revolucionaria del impulso de haber sido el iniciador del movimiento armado y de representar a todos aquellos que querían derrocar a Huerta. Pero para 1913 Madero perdió buena parte del enorme apoyo que tenia. Su impopularidad se debió a que, cuando él subió a la Presidencia, había muchas expectativas de revolucionarios, de campesinos y de obreros en torno a las medidas que tomaría su gobierno.
Además de las rebeliones, la prensa atacó constantemente al presidente y provocó la desconfianza de la opinión pública al régimen. También se opusieron al gobierno los senadores, los terratenientes y los intereses extranjeros. El maderismo no satisfacía los intereses económicos de los Estados Unidos y todo el año de 1912 el presidente amenazó y atacó al gobierno de Madero por diferentes medios.
El 9 de febrero de 1913 la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan y la tropa del cuartel de Tacubaya se levantaron en armas contra el gobierno, no se tomó la noticia con mucha sorpresa.
Una de las primeras maniobras fue liberar de la carcel a Félix Díaz y Bernardo Reyes. Los revolucionarios se dirigieron al Palacio Nacional, defendido por el general Lauro Villar. En uno de los primeros combates murió Bernardo Reyes y Díaz y Mondragón se protegieron en La Ciudadela. El presidente Madero salió del Castillo de Chapultepec hacia el Palacio Nacional, escoltado por cadetes del Colegio Militar y en compañía de algunos secretarios de estado y amigos.
Al llegar al Palacio, Madero organizó la defensa, mandó llamar a varios cuerpos militares de Tlalpan, de San Juan Teotihuacán, de Chalco, de Toluca  y el presidente decidió ir a Cuernavaca a traer a Felipe Ángeles y sus fuerzas.
El 17 de febrero, Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez fueron hechos prisioneros. Mientras tanto, el embajador Henry Lane Wilson decía que sólo se podría evitar la intervención armada de los Estados Unidos con la renuncia de Madero.
Cuando Madero y Pino Suárez fueron hechos prisioneros, Wilson ofreció a Huerta y a Díaz el edificio de la embajada norteamericana para que llegaran a acuerdos finales, en lo que se llamó el Pacto de la Embajada. En este pacto se desconocía al gobierno de Madero y se establecía que Huerta asumiría la presidencia provisional antes de 3 dias, con un gabinete que Félix Díaz no tendría ningún cargo para poder contender en las elecciones. 
Al Pacto de la Embajada siguió la tortura y asesinato de Gustavo A. Madero, hermano del presidente. Después se presentaron las renuncias del presidente y vicepresidente ante un Congreso el cual nombró presidente a Pedro Lascuráin, ministro de Relaciones Exteriores con Madero, quien a su vez renunció y nombró presidente a Victoriano Huerta.
Madero y Pino Suárez permanecieron en el Palacio Nacional, esperando un tren que los conduciría al puerto de Veracruz, de donde se embarcarían a Cuba, al exilio.
El general Aureliano Blanquet dió órdenes, confirmadas por Huerta y Mondragón, para que la noche del 22 de febrero se trasladara a Madero y Pino Suárez a la Penitenciaría de Lecumberri. En el trayecto se simuló un ataque y los prisioneros fueron asesinados. La ciudad se levantó con la noticia "Ya mataron a Madero" y aunque la primera reacción fue de indignación, la mayoría de los habitantes de la capital se alegraron de la noticia porque pararían la hostilidad.
Victoriano Huerta se instaló en el Palacio Nacional el 20 de febrero de 1913 y permaneció en la presidencia 17 meses porque se las arreglaron para deshacer la fuerza de Félix Díaz, a quien nombró embajador en Japón. El gobierno huertista fue dictadura a partir del 10 de octubre de 1913, cuando disolvió el Congreso de la Unión. Durante esta dictadura, la vida en la ciudad se militarizó y muchos ciudadanos, maderistas o no, fueron torturados o asesinados. Pero pronto surgió un nuevo líder revolucionario contra el huertismo, el gobernador de Coahuila Venustiano Carranza.